La construcción de violines en el condado se remonta a 1924 con el artista Domingos Capela y para uso propio. Comienza con tanto arte y dedicación que lo lleva a ser conocido en todo el mundo.
En 1924, el joven ebanista Domingos Capela, oriundo de la parroquia de Anta, municipio de Espinho, arregló el violín del músico italiano Nicolino Milano, que actuaba en uno de los casinos de la tierra. La perfección demostrada en el trabajo era tan evidente que Milano le dio siete violines para que arreglara.
Sus primeros violines fueron hechos de madera de arce. En 1931, el músico italiano regresó a Espinho y, después de observar el trabajo del artesano, le ofreció un trabajo en Hill House en Londres, que Domingos Capela rechazó por razones familiares.
En la ciudad de Oporto, conoció a la violonchelista Guilhermina Suggia, quien lo invitó a trabajar en el Conservatorio de Oporto para arreglar los instrumentos de arco. Desde aquí, nunca dejó de construir instrumentos de arco, violas y guitarras, trabajando en su taller cerca de la plaza de la iglesia de Anta.
En los años 60, Capela participa en competiciones internacionales donde alcanza los lugares de honor.
Como artista, escribió una de las páginas brillantes en la historia de los grandes constructores de violines, donde aparece el nombre de Espinho.
Murió en 1976, pero los violines continuaron siendo solicitados ahora a su hijo, António Ferreira Capela, quien vive en la parroquia que lo vio nacer. Apasionado por el arte de su padre, que es el suyo, ha dado pruebas más que obvias de su valor real internacionalmente reconocido.
Su hijo Anthony Capela fue el que siguió el arte del padre y con un gran éxito internacional. Estudió en París y Mirecourt y también en Italia, en la ciudad de Cremona, con becas de la Fundación Calouste Gulbenkian. Sus estudios le permitieron perfeccionar la técnica de construcción de violines.
En 1963, participó en la competencia en Lieja, Bélgica, donde ganó el primer premio en la categoría de sonido y el cuarto en la categoría "luthier". En 1967, compitiendo con dos violines, participó en un concurso en Poznan, Polonia, ganando un segundo y un cuarto premio. Su mayor éxito ocurrió en 1972, nuevamente en Poznan, donde compitió con cuatro violines, alcanzando los primeros cuatro lugares y las puntuaciones más altas en sonido y trabajo. Como jurado, ha participado en varios concursos internacionales.
El ayuntamiento de Espinho le otorgó la Medalla de Plata al Mérito Artístico y, en 1991, la Presidencia del Consejo de Ministros le otorgó la Medalla al Mérito Cultural, de valor artístico nacional e internacional. Es el fundador y vicepresidente de la Asociación Europea de Constructores de Violines y Arcos.
Siguiendo los pasos de su abuelo y padre, Joaquim Capela construyó su primer violín a los 13 años y poco después participó en su primera competencia internacional. Ha ganado varios premios en concursos celebrados en Italia, Polonia, Alemania, Bulgaria y Japón, manteniendo una tradición familiar que ya entra en la tercera generación.
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